XLV JORNADA MUNDIAL DE LA PAZ

El Papa Pablo VI, el 1 de enero del año 1968 nos entrego el primer mensaje de la paz y nos pidió que «cada año, esta celebración se repitiese como presagio y como promesa, al principio del calendario».

Nuestro Santo Padre el Papa Benedicto XVI, sensible a los temas relativos a la doctrina sacial de la iglesia, nos entrega el mensaje para la XLV jornada mundial de la paz del 2012, bajo el lema»EDUCAR A LOS JOVENES EN LA JUSTICIA Y LA PAZ».

Se ha de transmitir a los jóvenes el aprecio por el valor positivo de la vida, suscitando en ellos el deceo de gastarla al servicio del bién. Éste es un deber en el que todos estamos comprometidos en primera persona.

La iglesia mira a los jovenes con esperanza confía en ellos y los anima a buscar la verdad, a defender el bién común, a tener una perspectiva abierta sobre el mundo y ojos capaces de ver «cosas nuevas».

los jovenes han de tener el valor de vivir ante todo ellos mismos lo que piden a quienes están en su entorno . les Corresponde una gran responsabilidad: que tenga la fuerza de usar bién y consientemente la libertad . tambien ellos son responsables de la propia educación y formación en la justicia y la paz.

Solo en la relación con Dios comprende el hombre el significado de la propia libertad. Y es cometido de la educación el formar en la atentica libertad. La autentica libertad nunca se puede alcanzar alejandose de Dios.

El uso recto de la libertad es central en la promoción de la justicia y la paz, que quieren el respeto hacia uno mismo y hacia el otro aunque se distancie de la propia forma de ser y de vivir».

«La paz no es solo un don que se recibe, sino también una obra que se ha de construir. Para ser vedaderamente constructores de la paz, debemos ser educados en la compasión, la solidaridad, la colaboraíón, la fraternidad; debemos ser activos dentro de las comunidades.»

«La paz para todos nace de la justicia de cada y ninguno puede eludir este compromiso de promover la justicia según nuestra posibilidades.»

«La paz no es de un bién logrado, sino una meta a la que todos debemos aspirar.»

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